Campaña: El futuro no tiene segunda vuelta
La crisis que vivimos es profunda, creciente y estructural. Sus efectos golpean con mayor dureza a los sectores más vulnerables, poniendo en riesgo la cohesión social y la estabilidad del país. No es posible seguir postergando decisiones. Se necesitan respuestas serias, efectivas y factibles, construidas a partir de la suma de capacidades y de consensos amplios. Ninguna transformación de fondo será posible si prevalece la confrontación, el cálculo político o la defensa de intereses particulares sobre el bien común.
La ciudadanía espera de sus líderes transparencia, responsabilidad y propuestas concretas. Y, al mismo tiempo, debe mantenerse informada, vigilante y activa para evitar falsas expectativas y exigir que las promesas se traduzcan en resultados reales.
La solución no será inmediata y demandará el sacrificio de todos.
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