Por Sandra Sánchez y Raúl Velásquez. Fundación Jubileo.-
EL PAÍS AFRONTA LOS EFECTOS DE LA PEOR CAÍDA EN EL PRECIO DE LOS HIDROCARBUROS DE LOS ÚLTIMOS 34 AÑOS
Parte II: La Caída y su Impacto Económico
Caída de precios
Una de las características del comercio de materias primas es la volatilidad de precios, esto quiere decir que cambian constantemente (suben y bajan) debido a diferentes factores, como la interacción de la oferta y demanda en el ámbito mundial, cotización en mercados bursátiles, especulación e incluso factores geopolíticos; situaciones todas completamente fuera del control de un país como Bolivia. Esta particularidad no debería ser ajena para el país, porque ya en la década de los años 80 experimentó la caída abrupta del precio internacional del estaño, generando un impacto en la economía nacional.
Similar situación se ha producido con la caída del precio del petróleo el 2008, que luego de alcanzar su cotización más alta de 145,31 dólares por barril ($us/Bbl), el 3 de julio, cayó hasta los 30,28 $us/Bbl, el 23 de diciembre de ese mismo año; aunque por las características de esta crisis tuvo una recuperación rápida en solo 9 meses. Luego de tres años de un precio promedio entorno a los 100 $us/Bbl, desde agosto de 2014, se produjo nuevamente una caída en el precio internacional del barril de petróleo, que fue disminuyendo mes tras mes (con algunos pequeños repuntes) hasta llegar a su punto más bajo el 11 de febrero de 2016, cuando alcanzó los 26,19 $us/bbl. Si bien desde entonces ha existido una recuperación, lo cierto es que no se recuperó el promedio antes de la caída; por el contrario, se alcanzó un nuevo promedio en torno a 60 $us/bbl entre los años 2017 y 2019, como se observa en el siguiente gráfico.
En febrero de 2020, el precio promedio del barril de petróleo se situó en torno a los 50 $us/Bbl, lo que ya representaba una caída de 20% con relación al promedio de 60$us/Bbl que se tenía hasta enero de este año, ello debido al resultado que ya tuvo el coronavirus en la economía China y el efecto que significó el paro de la industria y, por tanto, la menor demanda de petróleo en los primeros meses del año. Esta situación llevó a la OPEP a plantearse una reducción de producción (1) que pudiera mantener el precio internacional en esos niveles, para lo cual era necesario mantener el acuerdo que este cártel había alcanzado con Rusia en año 2016. Sin embargo, la respuesta desde Moscú(2) fue negativa , no estaban dispuestos al recorte puesto que ello supondría un impacto en su economía para el cual no estaban preparados.
De acuerdo con el Boletín Estadístico que publica la British Petroleum, para el 2018, Rusia ocupaba el tercer lugar como productor mundial de petróleo, después de Estados Unidos y Arabia Saudita, aunque muy próxima a ésta, por lo que un recorte podría hacerle perder su participación en el mercado y su intento de desplazar a Arabia Saudita de su segundo lugar en el escenario mundial. Este aspecto que ya fue advertido por Arabia Saudita como una amenaza, tanto para su industria como para la misma OPEP, ha llevado a este país a un recorte de producción que ha repercutido en una importante caída en el precio internacional del petróleo durante todo el mes de marzo, alcanzando, en los últimos días, a un promedio de 20 $us/Bbl, como se aprecia en el siguiente gráfico.
El precio internacional del barril de petróleo en el último día de marzo alcanzó un promedio de 20 $us/Bbl, cotización que no se veía desde febrero de 2002, y muestra una combinación de ambos factores: el conflicto Arabia Saudita y OPEP, principalmente, y la propagación global del coronavirus, tipificado ya como una pandemia que viene provocando el paro de varias economías en el mundo.
Como resulta previsible, los países deben tener una importante reserva económica para resistir una prolongada caída de precios; como eso no es un factor común en el mundo y menos en medio de una pandemia global, durante la primera quincena de abril de 2020 fueron varias potencias económicas las que presionaron tanto a Arabia Saudita, a la cabeza de la OPEP, como a Rusia, que no está dentro de la organización, para generar un acercamiento que ponga fin a esta guerra de precios. Así, finalmente, el 12 de abril se suscribió un acuerdo que recorta en al menos 9,7 millones de barriles por día la producción de los países de la OPEP, más los no miembros, como: Rusia, Estados Unidos y Canadá.
Si bien el acuerdo tenía por objetivo detener la caída en el precio internacional, no ha logrado su cometido debido a que se ha llegado al límite de almacenamiento en diferentes lugares del mundo. Clara muestra es que el 20 de abril la cotización del precio internacional WTI alcanzó a marcar 1 dólar por barril, explicado porque se sobrepasó la capacidad de almacenaje en Estados Unidos, no así en Europa donde la cotización Brent ha mantenido su nivel en torno a los 26 dólares el barril.
En ese sentido, es previsible que se requiera de un nuevo acuerdo de la OPEP+ para pactar duplicar el recorte y así frenar la saturación del almacenamiento y al menos frenar la caída del precio. Lo cierto es que es poco probable que hasta fin de año se registre un repunte por encima de los 45 $us/bbl.
Esta caída del precio internacional del petróleo tiene diversas implicancias en el ámbito mundial, primero porque, por las características de la industria petrolera, no es posible parar por completo la explotación de un campo en producción, por lo que los distintos países productores, si bien han podido recortar la misma, no la han detenido, y esto ha conducido a una alta acumulación de stocks a nivel mundial; por tanto, resta monitorear la velocidad de reacción de las economías en el mundo para absorber esa cantidad de crudo almacenada. Por otra parte, está el impacto que sufren los productores de shale gas y shale oil mediante la técnica del fracking, cuyo precio mínimo requerido es de 45 $us/Bbl para poder cubrir sus costos de operación; esto, sin duda, afecta a la industria del petróleo en países como Estados Unidos, Australia e incluso Argentina.
La pandemia mundial del coronavirus ha conducido al paro a muchas de las economías del mundo con el cierre temporal de sus industrias, lo que implica una menor demanda de productos e insumos de economías como la de Brasil y Argentina, lo que, a su vez, puede traducirse en una menor demanda de gas natural boliviano por parte de los dos únicos mercados de exportación de este energético.
La caída en el precio internacional del petróleo afecta de manera directa a la economía nacional debido a que el precio al cual Bolivia exporta gas natural a Brasil y Argentina está vinculado al precio internacional del barril de petróleo. Es decir que un incremento en la cotización internacional, como la registrada en el periodo 2004–2015, genera un aumento en el precio de exportación del gas natural boliviano, permitiendo al país contar con importantes ingresos por concepto de regalías; asimismo, cuando cae el precio internacional del petróleo se produce una caída en el precio de exportación del gas natural boliviano, generando efectos negativos sobre los ingresos por regalía departamental, regalía nacional compensatoria, participación del Tesoro General de la Nación (TGN) e Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), como ocurrió durante el periodo 2016–2019 y sucede nuevamente el año 2020.
El precio de exportación de gas natural boliviano es calculado trimestralmente, con base en una fórmula (3) que depende de tres fuel oil, en el caso del que tiene por destino Brasil; y en el que es enviado a Argentina se le adiciona un diésel oil. Estos combustibles dependen directamente de la cotización del precio internacional del barril de petróleo y por eso su efecto sobre el precio de exportación.
Para el caso específico del gas natural exportado a Brasil, la mitad del precio trimestral de exportación es calculado considerando la cotización de los tres fuel oil mencionados en el párrafo anterior y la otra mitad es calculada con base en el precio de exportación del mes anterior(4) . Este mecanismo permite un efecto escalonado ante cualquier variación en el precio internacional del petróleo, por lo que la caída registrada desde mediados de marzo del año en curso tendrá un primer efecto parcial para el precio de exportación del segundo trimestre (abril–junio); y un segundo efecto, ya completo, se registrará en el precio de exportación para el tercer trimestre (julio–septiembre) y continuaría incluso hasta el último trimestre del año.
El Presupuesto General de la Nación (PGN) de la gestión 2020 había considerado un precio promedio del barril de petróleo de 51,37 $us/Bbl, lo que implicaba un precio promedio anual del gas natural exportado a Brasil de 4,7 dólares el millón de Unidades Térmicas Británicas ($us/MMBTU) y a Argentina de 5,6 $us/MMBTU. Adicionalmente, el PGN consideraba una exportación de un volumen promedio anual de gas natural a Brasil de 19,25 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) y a Argentina de 13,58 MMmcd. Estos valores se encuentran desagregados por meses en la presentación del PGN realizada por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Con base en esta información se puede estimar que el PGN preveía percibir cerca de 2.165 millones de dólares por la exportación de gas natural a Brasil y Argentina. Sin embargo, a partir de una proyección realizada por Fundación Jubileo en la que se ha ajustado el precio de exportación a Brasil y Argentina, considerando el precio internacional del barril de petróleo real para los meses de enero a marzo, y proyectado por mes para el periodo abril–diciembre, así como una probable contracción de la demanda de gas natural por parte de esos países, se estima que Bolivia percibirá este año aproximadamente 1.163 millones de dólares por la exportación de gas natural; por lo que al final de la gestión existiría una pérdida por exportaciones próxima a los 1.000 millones de dólares con relación a lo proyectado en el PGN.
Por otra parte, el país importa diésel y gasolina natural para poder cubrir la demanda del mercado interno, combustibles que son comprados utilizando como referencia el precio internacional del barril de petróleo. En este sentido, con el precio internacional del barril de petróleo de 51,37 $us/Bbl considerado en el PGN 2020, se habría destinado aproximadamente 1.200 millones de dólares a la importación de hidrocarburos; sin embargo, ajustando el precio internacional al contexto actual se estima que hasta fin de año la erogación para la importación de combustibles alcance los 685 millones, por lo que existiría un ahorro de aproximadamente 515 millones de dólares para el Tesoro General de la Nación.
En este sentido, el efecto neto para la economía nacional sería de $us -485 millones, debido a la pérdida de $US -1.000 millones por la exportación de gas Y al ahorro de $us 515 millones Por la importación de hidrocarburos, según lo presupuestado.