Según una reciente investigación de la Fundación Jubileo, “en la práctica, el planteamiento del Plan Nacional de Desarrollo de 2006 fue abandonado y desplazado por otras políticas, como el programa Bolivia Cambia–Evo Cumple, y los mayores recursos que el Sector Público recibió en los años de bonanza se tradujeron en una expansión del gasto público” a todo nivel.
Esto significó que en los hechos se dejó de lado “la mirada de largo plazo y la necesidad de trascender el patrón de desarrollo más allá del extractivismo, la transformación de la estructura económica del país o, al menos, sentar las bases de ese cambio”.
El informe de Jubileo evidencia que a lo largo del gobierno del MAS (2006-2019) se tuvieron dos planteamientos en términos de modelo económico: “El cambio de matriz productiva”, presentado inicialmente en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) de 2006.
Sin embargo, aproximadamente desde el año 2010, se tiene algo que los autores consideran totalmente distinto: “La Demanda Interna: Motor del Crecimiento Económico”, fundamentado en el gasto público (no necesariamente inversión estratégica a largo plazo), financiado inicialmente por el excedente gasífero y después por un sostenido y elevado aumento de la deuda externa.
¿Cambio de matriz productiva?
El planteamiento original del proyecto del MAS está plasmado en el capítulo “Bolivia Productiva” del PND, que planteaba “la transformación, el cambio integrado y diversificación de la matriz productiva, logrando el desarrollo de los complejos productivos integrales y generando excedentes, ingreso y empleo con la finalidad de cambiar el patrón primario exportador excluyente”.
Se considera los sectores Agropecuario, Industria y Turismo como los alternativos a ser fortalecidos para lograr esta diversificación. Sin embargo, este modelo, más allá de formularse como una idea, “no fue efectivizado mediante políticas, estrategias y programas concretos. La información sobre los montos invertidos en los sectores productivos alternativos (Agropecuario, Industria y Turismo) evidencian que el modelo no fue implementado”, advierte Jubileo.
Y es que, a pesar de la notable mejora de las finanzas públicas de todos los niveles de gobierno, en gran medida gracias a la mayor captación de renta petrolera, estos recursos no se canalizaron hacia los sectores alternativos.
La renta petrolera del Estado subió de Bs. 2.333 millones en 2004 a Bs. 5.019 millones en 2005 sólo gracias a la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Desde ese año, el monto subió hasta Bs. 24.607 en 2014, debido también los mejores precios internacionales y, en algunos años, incrementos en la producción.
Los montos de inversión pública pasaron de 879 millones de dólares en 2006 a 5.065 millones en 2016, para caer levemente hasta 4.458 millones en 2018.
Pero un análisis de Jubileo, usando datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, evidencia que los sectores Agropecuario, Industria y Turismo, en promedio, han estado alrededor de 9%, incluso considerando desde el año 2001 hasta 2018, y sin mucha variación. Incluso se observa una disminución leve de su participación entre los años 2008 y 2011, durante el periodo de bonanza.
En cambio, los sectores extractivos de Hidrocarburos y Minería han registrado un incremento “bastante significativo” en el periodo de mayores ingresos, especialmente desde el año 2009 (6%) hasta 2015 (18%). Desde 2016 registran una disminución, quedando en 8% en 2018.
El sector Energía ha aumentado significativamente su participación en los últimos años, pasando del 6% en 2015 al 14% en 2018. Esto se debe a la intención del gobierno del MAS de sustituir la renta del gas por otra renta proveniente de la exportación de electricidad.
Pero para Jubileo, “este sector tampoco representa una inversión productiva que genere empleo y encadenamientos productivos con otros sectores, sino es más parecido a sectores como hidrocarburos, intensivos en capital y que generarían una renta”.
Expansión del gasto y de la deuda
A diferencia de la subida y la bajada de la inversión pública tras la bonanza, los montos de gasto público han subido constantemente, salvo por un pequeño “bache” entre 2015 y 2016, tras el cual se retomó el ascenso.
Así, el gasto público pasó de Bs. 31.728 millones en 2006 a Bs. 130.362 millones en 2018, cifra incluso superior a los Bs. 124.947 millones registrados en plena bonanza el año 2013.
“Inicialmente, esta expansión del gasto fue posible gracias a los mayores recursos provenientes de los sectores extractivos, como hidrocarburos, pero inclusive se registra un incremento del gasto después de concluida la bonanza. Como resultado del crecimiento de los gastos, y ante la caída de ingresos, se tiene un déficit fiscal con tendencia a profundizarse (de 8,1% del PIB para 2018) y consecuente mayor endeudamiento”, explica Jubileo.
El informe concluye advirtiendo que en el escenario actual “hay la imperiosa necesidad de reconducir la economía, pero no desde un debate ideológico sobre izquierda o derecha, carente de una base técnica”.
Por lo que recomienda “reencauzar la gestión pública en el marco de la normativa legal y que establece como principal atribución del Nivel Central el proponer y dirigir las políticas de gobierno y de Estado; gobernar no es solamente gastar”. Y recuerda que problemas urgentes como “el profundo déficit fiscal y mayor endeudamiento, y el tipo de cambio y caída de las reservas, son facturas pendientes”, y que deberán ser resueltos cuanto antes.
Pie de foto. Inversión Pública Productiva 2001-2018, como % sobre el total de la Inversión Pública. Fuente: Fundación Jubileo, 2019